Ven, pues, ahora, y matémoslo y echémoslo en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños. La manera a sangre fría de su planificación muestra la intensidad de su odio: matar a José primero y luego eliminar toda evidencia de su crimen arrojando su cuerpo en alguna cisterna en el desierto. Sin embargo, sus palabras indican que no podían desprenderse de un sentimiento de aprensión sobre el resultado, en caso de que se cumplieran los sueños de José.

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