Y Judá le habló, diciendo: El hombre nos protestó solemnemente, diciendo: No veréis mi rostro si no está vuestro hermano con vosotros. Había una razón para el testimonio solemne de José, ya que estaba tan ansioso por ver a su hermano, el único otro hijo de su madre, Raquel. Aquí Judá da un paso al frente, Rubén ya había fallado y Levi había perdido la confianza de su padre a causa del asunto de Siquem. La actitud de Judá es gentil, pero firme, y muestra una devoción desinteresada.

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