Y Judá le habló, diciendo: El hombre nos protestó solemnemente, diciendo: No veréis mi rostro si no está vuestro hermano con vosotros.

Ver. 3. No veréis mi rostro, etc. ] No hay aceptación sin Benjamín, el hijo de dolor; así, ni con Dios, sin un sano arrepentimiento. Este es el arco iris, que si Dios ve brillar en nuestros corazones, nunca ahogará nuestras almas.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad