Así que ahora no fuiste tú quien me envió aquí, sino Dios; eran meros instrumentos en la mano de la Providencia; y me ha puesto por padre para Faraón, su consejero y amigo de confianza, y señor de toda su casa, y gobernante en toda la tierra de Egipto. Así, José, que antes aparentemente era un tirano, perdonó a sus hermanos arrepentidos su gran pecado y les aseguró que no les tenía mala voluntad, así como el Señor, después de probarnos con gran severidad, se prueba a sí mismo como nuestro querido Padre en Cristo Jesús.

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