Así que ahora no fuiste tú el que me envió acá, sino Dios; y él me ha puesto por padre para Faraón, y señor de toda su casa, y gobernador en toda la tierra de Egipto.

Ver. 8. No fuiste tú quien me envió. ] José saca lo mejor de un mal asunto, para que no se sientan abrumados por el dolor, y así se conviertan en presa del diablo. 2 Corintios 2:11 "Después de que me di a conocer a mí mismo", dice Efraín, "me arrepentí". a Consíguete, dice el Sr. Bradford, b La ley de Dios como un espejo, para mirar dentro; así verás tu rostro sucio y tan vergonzoso, descarado, sarnoso, con picaduras y con costras, que no podrás sino lamentarte al contemplarlo, etc.

Especialmente si miras la etiqueta ligada a la ley de Dios, la maldición, que es tal que no puede sino hacernos arrojar nuestras malditas colas entre nuestras piernas, si lo creemos. Pero aquí, para aclarar nuestra vista y mantenernos rectos, debemos ungir nuestros ojos con el colirio de Cristo. Apocalipsis 3: 17-18 Leemos acerca de un colirio sensible hecho con la saliva y el barro de Cristo. Joh 9: 6 como del conocimiento de Cristo por la palabra que sale de su boca, como también del conocimiento de nosotros mismos; que habiendo sido hecho de tierra, no saborean nada más que la tierra.

c Ambos de estos dos conocimientos deben unirse y batirse en un solo trozo; de lo contrario, no ayudan. Porque nuestra miseria reconocida, sin Cristo, engendra desesperación; y Cristo, sin el sentido de nuestra vileza, presunción.

a Postquam ostensum fuerit mihi. - Tremell.

b El Sermón de Arrepentimiento del Sr. Bradford, págs.26 , 27.

c Brillante., en loc.

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