Pero Noé halló gracia ante los ojos del Señor. "En estas palabras brota de la oscura nube de ira la misericordia que da seguridad para la preservación y restauración de la humanidad" (Keil). Dios no planeó una destrucción absoluta de toda la raza humana, sino sólo de aquellos que deliberadamente persistieron en su maldad y no aceptaron la advertencia de su Espíritu.

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