Y ella, a saber, Babilonia, será como el corzo perseguido, la gacela tímida, que se asusta tan fácilmente, y como una oveja que nadie toma, como un rebaño presa del pánico que simplemente no se puede reunir de nuevo. Cada uno se volverá hacia su propio pueblo y huirá cada uno a su propia tierra, es decir, la gran masa de extraños reunidos en el gran mercado mundial, Babilonia, en su caída, se dispersaría en todas direcciones, todos ansiosos por alcanzar la protección de su propio país.

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