Que mis desterrados habiten contigo, Moab; sé un encubierto para ellos de la cara del saqueador, dando así refugio a todas las personas que podrían convertirse en fugitivos de Judá en las circunstancias inciertas que se dan en ese momento. Ahora se da la razón de esta amonestación. Porque el extorsionador ha terminado, la gran potencia mundial que hizo práctica de destruir y pisotear fue vencida, el saqueador cesa, la destrucción ya no se encuentra, los opresores son consumidos fuera de la tierra. Jerusalén fue liberada de la aflicción asiria, que representaba, al mismo tiempo, todas las fuerzas del mal dispuestas contra la Iglesia de Dios.

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