Diles a los de corazón temeroso, agitados y aterrorizados por los peligros que los acechan por todas partes: Sed fuertes, no temáis; he aquí, tu Dios vendrá con venganza, para vengar a sus hijos de sus enemigos, Dios con una recompensa, para castigar a cada uno según sus merecimientos; Él vendrá y te salvará, porque al castigar a los enemigos de su pueblo, el Señor libra y salva a los que son suyos.

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