Ahora, pues, oh Señor, Dios nuestro, en quien Ezequías y su pueblo basaron su firme confianza para la liberación, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que tú eres el Señor, y tú solo, la súplica. siendo así que el Señor debe rescatar su honor. Ese es el argumento más fuerte que podemos defender ante el Señor en oración, que la mentira debe escucharnos por amor a Su santo nombre, no sea que Su honor sea atacado con una demostración de derecho por parte de los enemigos.

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