Pero ahora, así dice el Señor que te creó, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel, no solo en el acto de la creación, sino en el sentido de hacer de los descendientes de Jacob su propio pueblo peculiar, una distinción que ha ahora se ha transferido al Israel espiritual, la Iglesia de Dios, no temas, es decir, después de las severas reprensiones del último capítulo y debido al sentimiento natural de pecaminosidad e indignidad, porque yo te he redimido, y Su principal actividad consiste siempre en Su rescate a sus hijos del poder de sus enemigos; Te he llamado por tu nombre, expresando así la relación de íntima amistad que Él quería que existiera; eres mio, Su amor incomparable hizo que considerara a Israel como su posesión preciosa, que atesora con todo el poder de su misericordia eterna.

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