He aquí, todos sus compañeros, todo el gremio de hacedores de ídolos, se avergonzarán, y los obreros, los que dirigen la obra, son de hombres, ellos mismos criaturas y, por tanto, incapaces de hacer un dios real. Que se reúnan todos, que se pongan de pie, para hacer un asunto de su reclamo de reconocimiento ante el Dios verdadero; pero temerán, y a una se avergonzarán; la vacuidad y la vacuidad de sus obras quedarán al descubierto ante todos los testigos. A esto le sigue una descripción concreta y detallada de la fabricación de ídolos como se practicaba en aquellos días, llena de las más agudas alusiones irónicas.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad