Por amor de mi siervo Jacob y de Israel, mi escogido, con el propósito de librar a su pueblo, te he llamado por tu nombre, para esta obra especial; Te he puesto sobrenombre, aunque no me has conocido, mucho antes de que existiera la idea del conocimiento salvador en el corazón de Ciro, si es que en verdad se puede suponer que él era al menos temporalmente un creyente.

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