Por tanto, el mal vendrá sobre ti, en el castigo del Señor, no sabrás de dónde viene, no pudiendo desterrarlo; y sobre ti caerá mal, desgracia, ruina ; no podrás posponerlo, para poner dinero de rescate para ser librado de él; y la desolación vendrá sobre ti de repente, como cuando una tormenta destructiva se precipita precipitadamente, la cual no conocerás, contra la cual todo el poder y la sabiduría de Babilonia sería impotente.

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