Le di la espalda a los golpeadores, en los terribles dolores a que fue sometido en Su gran Pasión, Mateo 26:67 ; Mateo 27:26 y sigs .; Juan 19, y Mis mejillas a los que le arrancaron el cabello, en las indignidades que le amontonaron, que provocarían una tormenta de indignación en cualquier otro ser humano; No oculté Mi rostro de la vergüenza y la escupida, aceptando tanto las burlas blasfemas como las acciones con el espíritu de divina humildad que lo caracterizó a través de Sus sufrimientos.

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