Por tanto, los redimidos del Señor volverán y vendrán cantando a Sion, siendo su liberación del cautiverio de Babilonia un cuadro de la salvación de la humanidad de la servidumbre de Satanás; y gozo eterno estará sobre su cabeza, como la corona de una novia; obtendrán alegría y gozo, el resumen mismo de la bienaventuranza, y la tristeza y el lamento huirán, desaparecerán para siempre. Tal es la feliz condición de los redimidos del Señor de todos los tiempos, un hecho del que no pueden darse cuenta demasiado a fondo ni confiar demasiado implícitamente.

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