Así dice tu Señor, Esposo y Soberano de Jerusalén, el Señor, el Dios del pacto, y tu Dios, que defiende la causa de su pueblo, tomando parte de ellos contra los tiranos: He aquí, he tomado de tu mano el copa de temblor, el terror inducido por la ira del Señor sobre los pecados de su pueblo, incluso las heces de la copa de mi furor, que Sion fue simplemente representada como agotadora; no volverás a beberlo, ya que el Señor prometió ahora su misericordiosa liberación,

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