Así ha dicho tu Señor Jehová, y tu Dios [que] defiende la causa de su pueblo: He aquí, he tomado de tu mano el cáliz de temblor, las heces del cáliz de mi furor; no volverás a beberlo:

Ver. 22. He aquí que he tomado. ] Aunque el hombre no pudo. Donde la ayuda humana falla, comienza la ayuda divina.

No lo beberás más. ] es decir, no de mucho tiempo, hasta tu última devastación por los romanos.

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