Por la iniquidad de su codicia, a causa de la culpa de Israel, me enojé y lo golpeé; porque el pecado de la avaricia, el amor al dinero, es propiamente llamado raíz de todos los males. Me escondí y me enojé, y él siguió torpemente por el camino de su corazón, endureciéndose contra toda influencia para mejor.

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