Entonces el Señor me dijo: Del norte brotará un mal, de una gran y amplia abertura, sobre todos los habitantes de la tierra. Una tetera hirviendo es un símbolo oriental de una guerra furiosa, y dado que Babilonia era considerada por el pueblo de Judá como situada hacia el norte, estaba claro que el Señor profetizó la invasión babilónica.

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