Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén, o quién se lamentará de ti? en un sentimiento de simpatía por los diversos castigos que estaban a punto de golpearla. ¿O quién se apartará para preguntarte cómo estás? en una forma de consulta acerca de su bienestar. Por la dispensación de Jehová, los hombres simplemente la ignoraban a ella y a su difícil situación, dejándola sola en su miseria.

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