Los esparciré como con un viento solano, un viento impetuoso del desierto, delante del enemigo; Les mostraré la espalda, y no el rostro, en el día de su calamidad, hecho esto en justa retribución sobre ellos, porque le dieron la espalda y le negaron la obediencia, 2:27. Esta amenaza de parte de Dios llenó de furor a los réprobos, que se dirigió rápidamente contra Jeremías, su fiel servidor.

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