Israel era santidad para el Señor, consagrada a Él y a Su servicio, y las primicias de Su crecimiento, el pueblo elegido por Él como el primero entre todas las naciones, producido como el primero en el jardín de Su amor y misericordia. Todos los que lo devoran, ofenderán, todos los que se atrevieron a saquear a Israel se hicieron culpables ante el Señor; el mal vendrá sobre ellos, dice el Señor. Su castigo descendió sobre los amalecitas, los amorreos y sobre todas las demás naciones que interfirieron con sus planes de amor para con su pueblo escogido. Tales fueron las manifestaciones de la misericordia y la bondad de Jehová para con Israel, y por lo tanto, Su reprensión ciertamente vino con una buena razón.

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