Ve y clama en los oídos de Jerusalén, la expresión "en los oídos" muestra que el profeta debe predicar al pueblo que vive en este centro de idolatría con clamorosa insistencia, diciendo: Así dice el Señor: Me acuerdo de ti, la bondad de tu juventud, el amor que Israel tuvo al Señor en Egipto y en el momento del Éxodo, o la misericordiosa bondad que Israel experimentó desde los primeros días de su historia, el amor de tus desposorios, en el período entre el Éxodo de Egipto y el establecimiento formal del pacto en el monte Sinaí, cuando fuiste en pos de mí en el desierto, en una tierra que no fue sembrada, sin ningún dios extraño en medio del árido desierto.

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