Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, el tema de todo este párrafo de denuncia: No lo lamentarán, diciendo: ¡Ah, hermano mío! o, ¡Ah, hermana! ninguno de los lamentos de llanto que hacen los familiares ante la muerte de sus seres queridos y cercanos se escucha en este caso. No se lamentarán por él, diciendo: ¡Ah, señor! o, ¡Ah, su gloria! es decir, "¡Ay, Su Majestad!" sus súbditos también se negaron a mostrar dolor por su final. No alabado, honrado y olvidado, fallecería de entre los vivos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad