Y como los higos malignos, que no se pueden comer, son tan malvados: de cierto, así dice el Señor: Así daré a Sedequías, rey de Judá, y a sus príncipes, a todos los gobernantes y nobles del pueblo, y al resto de Jerusalén. los que permanecen en esta tierra, y los que habitan en la tierra de Egipto, los judíos obstinados, que se negaron a escuchar Su advertencia y aceptar Su consejo de ceder a los caldeos;

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