Pero si son profetas, siervos del Señor por Su designación, y si la Palabra del Señor está con ellos, como ellos insistieron, que ahora intercedan al Señor de los ejércitos para que los vasos que quedan en el casa del Señor, que los caldeos aún no se habían llevado, y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén no vayas a Babilonia, para que no se escenifique el acto final del drama. Si fueran verdaderos profetas, su intercesión tendría suficiente peso para influir en el Señor, de modo que Él evitaría la catástrofe que despojó a la nación por completo.

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