He aquí, él, el enemigo con su ejército, subirá como nubes, arena y polvo levantados por la tempestad, y sus carros como torbellino; más ligeros que las águilas son sus caballos para traer destrucción a la tierra de Israel. ¡Ay de nosotros! porque estamos echados a perder, así se registran las exclamaciones de los desesperados israelitas. Pero el Señor tiene todavía otro emblema del juicio esperado, que procede a presentar ante los ojos de Judá y Jerusalén.

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