Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos, el Gobernador supremo del universo, en un juramento muy solemne por Su propia vida, Ciertamente como Tabor está entre las montañas, mirando hacia abajo a todas las colinas más bajas, y como el Carmelo junto al mar, destacándose como un promontorio atrevido, así vendrá, es decir, el destructor de Egipto, el conquistador caldeo.

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