Tú, hija que habitas en Dibón, una ciudad a unas cuatro millas al norte del Arnón, desciende de tu gloria y siéntate con sed, convirtiéndose sus alrededores en un desierto árido; porque el saqueador de Moab vendrá sobre ti, y destruirá tus fortalezas, arrasando todas sus orgullosas fortificaciones en las que ella confiaba.

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