Sin embargo, en aquellos días, cuando este severo castigo golpee a la nación, dice el Señor, no los acabaré por completo, Él todavía no les traerá la aniquilación total. Así, el Señor es clemente, misericordioso y paciente, y abundante en bondad y verdad, siempre más dispuesto a mostrar bondad que a traer su castigo sobre los culpables. Es un llamamiento muy poderoso para todos los hombres el que presten atención a la voz de sus amonestaciones.

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