Y no tomarán de ti piedra para esquina ni piedra para cimiento; mas serás desolado para siempre, dice el Señor, ruinas perpetuas. La gran masa de materiales con los que se construyó Babilonia hasta el día de hoy yace más o menos descompuestos en las montañas de basura que marcan el sitio de la otrora magnífica ciudad. Así se cumplió la palabra del Señor con su habitual exactitud.

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