si no oprimís al forastero, al huérfano y a la viuda, los tres puntos que se enfatizaron una y otra vez en la Ley de Dios, y no derraméis sangre inocente en este lugar, por Jerusalén y Judá, ni andéis en pos de otros dioses para vuestro pueblo. herido, la idolatría desafía invariablemente el castigo del Señor, provocándolo a una ira justa:

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