¿Debería un hombre sabio expresar conocimiento vano y llenar su vientre, literalmente, "sus entrañas", su pecho, con el viento del este? El viento del este se destacó por su tempestuosa bravuconería. Su punto era que los propios discursos de Job eran rugidos vacíos y refutaban su afirmación de ser un hombre sabio.

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