Mientras que nuestra sustancia no se corta, pero el remanente de ellos el fuego consume. Ésa es la suma de los discursos burlones que los justos amontonan sobre los impíos: ¡En verdad, nuestro adversario ha sido destruido, y lo que queda de su prosperidad lo ha devorado el fuego! De esta manera burlona, ​​Elifaz intentó aplicar la doctrina de la retribución divina al caso de Job.

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