Cuando el oído me escuchó, mientras daba su consejo en la asamblea del pueblo, entonces me bendijo, llamándolo feliz en la posesión de tanta sabiduría; y cuando el ojo me vio, me dio testimonio, alabándolo por la buena fortuna que lo acompañó en todo momento. En total, Job había disfrutado de la mayor prosperidad, honor y dignidad de la tierra.

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