Me vestí de justicia, y ella me vistió, poniéndome como un manto, vistiéndolo siempre, de modo que la conducta santa adecuada en todo momento se identificara con él; mi juicio fue como un manto y una diadema, la justicia y la equidad en todos sus tratos fueron su manto y su turbante, caracterizándolo ante todos los hombres.

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