Todo lo que tiene el Padre es mío; por tanto dije que tomará del mío y os lo mostrará.

Queda mucho más por decir, mucho más Cristo quisiera decirle a sus discípulos, pero en su actual estado de poca fe, de espiritualidad inmadura, mezclada con el dolor y el dolor por su partida, no serían capaces de captar, de entender. . Jesús había dicho a sus discípulos todo lo que necesitaban para su salvación, y no había ni hay necesidad de más revelaciones arbitrarias, sin importar de qué fuentes afirman venir.

Pero los discípulos necesitaban más instrucción para comprender la instrucción que ya habían recibido del Maestro. Y esto sería provisto por el Espíritu de la Verdad, por el Espíritu cuya función esencial sería la enseñanza de la verdad, la Palabra de Dios. Él les enseñará, les servirá de guía para guiarlos a toda la verdad. Él traerá sus corazones y sus mentes a la verdad, los familiarizará con ella, les permitirá comprender y captar la verdad, hará que se den cuenta de la gracia de Dios en Cristo Jesús.

Y al hacer esto, el Espíritu no mostrará una actividad arbitraria e independiente. La relación entre las personas de la Deidad es la intimidad de la unidad y excluye tal posibilidad. El Espíritu puede y guiará a los creyentes a toda la verdad, porque no traerá una revelación y un Evangelio separados e independientes, sino que hablará lo que ha oído en el concilio de la Deidad. La garantía de la enseñanza del Espíritu es que Él pronunciará las palabras del Dios Triuno como tal.

"Aquí Él hace del Espíritu Santo un predicador, para que nadie se quede boquiabierto al cielo (como hacen los espíritus volubles y los entusiastas) y lo separe de la Palabra oral o del ministerio de la predicación, sino que sepa y aprenda que Él quiere estar con y en la Palabra, y por medio de ella guiarnos a toda la verdad, para que tengamos fe en ella, y peleemos con ella, y seamos guardados contra toda mentira y engaño del diablo, y venceremos en todas las tribulaciones.

"Así el Espíritu, en la Palabra, aviva y aclara los misterios de Dios y del cielo. Y puesto que Él es un Espíritu de profecía, también hablará de las cosas que están por venir, que ahora están por venir. La salvación futura también pertenece al consejo de Dios la venida de Cristo al juicio, la consumación de la redención en el Reino de Gloria, y en cuanto a todos estos hechos, el Espíritu dará la información apropiada.

Además, al hacerlo, Su obra redundará en la gloria del Salvador, ya que la verdad que Él revelará la recibirá de Cristo con el propósito de predicar. Al representar a Cristo ante los ojos y el corazón de los creyentes, el Espíritu Santo proporciona y le da a Cristo la gloria que le corresponde en su capacidad de Salvador. Y al tomar Su doctrina del Hijo, el Espíritu incidentalmente recibe Su doctrina del Padre, porque puesto que tienen la Deidad en común, también tienen en común el conocimiento divino.

Jesús aquí hace una declaración muy audaz, como dice Lutero, y una que ningún simple hombre podría hacer. Todo lo que tiene el Padre, dice, es Mío. No solo se encarga de ello; no sólo está en Su posesión por un corto tiempo, sino que Él tiene poder absoluto sobre su carácter, porque Él y el Padre tienen todo en común. El Espíritu tiene la plenitud ilimitada de la Deidad para extraer, todo en el interés de los creyentes. Esa es la obra del Espíritu para y en los creyentes, que les enseñe a conocer a Jesucristo, el Salvador, correctamente y con una claridad cada vez mayor.

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