Y cuando llegó a su casa, tomó un cuchillo, agarró a su concubina y la partió, junto con sus huesos, dividida a la manera de los animales degollados, en doce pedazos, y la envió a todas las costas de Israel, mensajeros saliendo para explicar el significado de su horrible carga, de acuerdo con una antigua costumbre de invitar a los hombres a unirse para vengarse de los perpetradores de un acto tan bestial.

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