Y Dios lo hizo esa noche; porque estaba seco solo sobre el vellón, y había rocío en todo el suelo, como había pedido Gedeón. Su petición no surgió de la incredulidad, sino de la debilidad de su carne, que hace que incluso los siervos de Dios estén ansiosos por el futuro. Pero Dios es rico en bondad; Él tiene compasión de nuestra debilidad y viene en nuestra ayuda incluso con bendiciones extraordinarias y manifestaciones milagrosas.

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