y toda la maldad de los hombres de Siquem hizo Dios sobre sus cabezas; y sobre ellos vino la maldición de Jotam, hijo de Jerobaal. Dios a menudo sigue ese camino, castigando a los malvados por los malvados, derrocando a los rebeldes por los rebeldes. Su mano vengativa encuentra tanto a los seductores como a los seducidos.

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