Por estas cosas lloro, dando rienda suelta a sus lágrimas, mi ojo, mi ojo corre agua, porque lejos de mí está el consolador que debe aliviar mi alma, los amigos a quienes ella habría buscado palabras y hechos que restauraría su alma habiéndola abandonado; mis hijos están desolados porque el enemigo prevaleció, el enemigo todavía estaba en el poder, con el resultado de que los habitantes de Jerusalén fueron destruidos, que perecieron de la manera más miserable.

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