Cuando entréis en la tierra de Canaán, que os doy en posesión, que aquí está definitivamente prevista, y yo ponga la plaga de la lepra en una casa de la tierra de vuestra posesión, si se descubre que el El Señor había afligido una casa de esta manera, como recordatorio del hecho de que no solo sus cuerpos, sino también sus lugares de habitación deben considerarse consagrados al Señor,

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