y de la que está enferma de sus flores, con flujo menstrual, y de la que tiene flujo, del hombre y de la mujer, y del que se acuesta con ella que es inmunda. Los esposos cristianos siempre tendrán presente que saben poseer sus órganos y vasos en santificación y honra, no en la repugnante codicia de la concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios, 1 Tesalonicenses 4:4 .

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