Y si tu oblación fuere una ofrenda cocida en la sartén, cocida en una olla, será de harina fina con aceite, aparentemente cocida en el aceite. El aceite de oliva, que ocupa un lugar tan destacado en estos sacrificios, es un símbolo del Espíritu Santo. Las buenas obras de los creyentes se realizan en el poder del Espíritu Santo. Si estos sacrificios van acompañados del incienso de la oración, agradarán al Señor.

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