Entonces harás sonar la trompeta del jubileo en el décimo día del séptimo mes, que inauguró formalmente este año sabático especial; en el Día de la Expiación haréis sonar la trompeta por toda vuestra tierra. Después de la solemne tranquilidad del día en que todo el pueblo afligió su alma, y ​​después de que se hubieran completado los grandes ritos de la propiciación anual, probablemente al final de los sacrificios vespertinos, el alegre sonido de las trompetas proclamó el Año del Jubileo.

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