El año del jubileo comenzaba el día diez del séptimo mes y era proclamado al son de la trompeta. La coincidencia de esta ceremonia con el Día de la Expiación presenta una dificultad para algunos comentaristas, pero según Ezequiel 40:1 el décimo día del mes a veces se cuenta como el primer día del año.

Otros considerarían las palabras "en el día de la expiación" como una inserción posterior. Dillmann no ve nada incongruente en el sonido de la trompeta en el Día de la Expiación, y considera la reconciliación de ese día como un comienzo apropiado de un año en el que cada uno adquirió su libertad. La restauración al favor de Dios fue el paso preliminar para entrar en su posesión. Otra explicación del texto es que el sonido de la trompeta era una nota de preparación seis meses antes del comienzo real del Jubileo en la primavera, pero la ceremonia parece destinada a marcar el comienzo en el año actual, y coincidió con la proclamación de la libertad.

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