Y Moisés trajo a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua, muy probablemente todo el cuerpo, una pantalla que obvia la aparente falta de corrección, como en el Día de la Expiación. Este lavamiento simbólico de la pureza de alma requerida en todos aquellos que se acercan a Dios, y se aplica a todos los creyentes del Nuevo Testamento, como reyes y sacerdotes ante Dios y el Padre.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad