Entonces, es decir, cuando los burladores hacían estos comentarios blasfemos, los que temían al Señor se hablaban a menudo unos a otros, convirtieron en práctica el animarse unos a otros para que no hablaran de semejante blasfemia; y el Señor escuchó y escuchó, prestó atención a sus comentarios, y se escribió un libro de memorias delante de Él para aquellos que temían al Señor y pensaban en Su nombre, siendo el tema de sus conversaciones las cosas que pertenecían a Su gloria.

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