que también comen la carne de mi pueblo, la dirección aquí se vuelve a la tercera persona, ya que los príncipes, por así decirlo, se apartaron del mensaje destinado a llamarlos al arrepentimiento y les desollaron la piel; y les parten los huesos y los cortan en pedazos, como para la olla, y como la carne dentro del caldero. Así, el profeta, con énfasis en los detalles, describe el exceso de crueldad que practicaban los gobernantes del pueblo.

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